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La Sabia de los Hongos

Una mañana lluviosa como esas que hacen brotar a los hongos del 17 de marzo de 1894 en Huautla-México, nacía en una casa hecha de barro y paja una niña. Una niña que sin leer ni escribir dejaría su marca en la micología.

María Sabina tuvo su primer encuentro con los hongos del género Psilocybe cuando era muy pequeña. Una tarde junto a su hermana mientras cuidaban los animales de la familia decidieron comer algunos hongos que crecían en el suelo. La noche anterior habían presenciado una velada (sesión de curación con hongos) en donde un sabio intentaba curar a su padre. Al encontrarlas la madre no hubo regaño, ya que los hongos de este tipo para la cultura mazateca son sagrados y las personas que lo consumen sufren del destino que ellos definan y por lo tanto los terrenales no deben interferir. Para María el destino elegido sería el de Sabia.

El respeto por estos hongos es tal, que en la cultura mazateca su nombre (Ndi-xitjo) debe ser pronunciado en voz baja o simplemente buscar otra forma. Por este motivo María se refería a ellos como Santitos, niños santos o cositas.

Su condición de Sabia, según cuenta, le fue otorgada en unas de las primeras veladas, en la cual ciertos seres a las que ella llama Los Principales aparecieron en sus visiones y le otorgaron el lenguaje del conocimiento expresado en las hojas de un libro: "El libro de la Sabiduría". Desde ese momento su vida giro en torno a ellos. Durante algunos años tuvo que dejar de usar niños santos, ya que contrajo matrimonio y tuvo hijos, y como el uso de los hongos no puede ser llevado a cabo si la persona tiene relaciones carnales fue necesario alejarse de ellos.

Pero una vez fallecido su segundo esposo, María Sabina entrego su vida a ser Sabia y curar con los niños santos. Es a partir de ese momento en que algunas experiencias de curaciones logran cruzar la frontera de México para llegar a oídos de Robert Gordon Wasson, padre de la etnomicología, quien junto a su mujer viajan para presenciar una velada la noche del 29 de junio de 1955 y conocer más sobre los hongos que ella usaba. María Sabina la recuerda de la siguiente manera:

"Alguien trajo a mi casa tres hombres rubios. Uno de ellos se llamaba Bason (ella lo llamaba así). Cuando los extranjeros tomaron los niños santos, no sentí nada mal. La velada fue buena. Tuve visiones diferentes. Llegué a ver lugares que nunca había tenido imaginación de que existiesen. Llegué al lugar de origen de los extranjeros. Vi ciudades. Ciudades grandes. Muchas y grandes casas."

La información que recabo Wasson sin duda revolucionó la micología, en 1957 publicó un artículo en la revista Life, titulado "Seeking the Magic Mushroom", en el cual da a conocer los hongos psicoactivos y los rituales mazatecos a un amplio público por primera vez. Provocó un enorme interés en la comunidad científica y particularmente entre los hippies. Lamentablemente este interés resultó desastroso para la comunidad mazateca y para María Sabina en particular. Se acercaron cantidades de "hombres blancos" a pedir por los santitos a los cuales María Sabina no atendía, ya que el uso de los hongos para uso recreativo era una ofensa. La ciudad fue sitiada por los occidentales que quieran experimentar las alucinaciones inducidas por el hongo y se genero un mercado clandestino de venta de hongos, San Pedro y marihuana. Esto atentó contra la dinámica social de la comunidad mazateca y amenazó con poner fin a sus costumbres.

Ella decía que la fuerza de las cositas había disminuido ya que se les había tomado literalmente como un juego y ella sería la que pagaría, pues ella se quedó con todas las enfermedades que curó y fue el costo por su don.

Se cuenta que estuvo con los Beetles, Los Rolling Stones y otras celebridades que buscaban la creatividad en los hongos. Pero todo es puro dicho popular. María siguió siempre al pie de la letra el Libro de la Sabiduría, curando a los que necesitaban de su ayuda y respetando a sus preciados niños santos.

María sabina se convirtió en una celebridad de México y murió en 1985 en condiciones de pobreza, ya que no tenía ningún sistema de cobro establecido por sus servicios de Sabia.

Fuente: Estrada, Álvaro (2010). Vida de María Sabina la sabia de los hongos (2a. edición). México

Por Emanuel Grassi


Rayos, centellas...y hongos